Hala, majos, a sufrir los dolores del parto y a ganarse las habichuelas con el sudor de la frente por meterla donde no se debe.
Claro que..., bien pensado, gracias a eso existimos nosotros y excepto unos cuantos que os estamos muy agradecidos, muchos millones de vuestros descendientes siguen hablando mal de vosotros.
Si estais en el cielo es porque Abel era un niño inocente y como fue el primero de los mortales en colocarse a la derecha del padre... seguro que se pasó todos los días dando la lata al altísimo y preguntando por su madre hasta que os consiguió un sitio a su lado.
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